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Lo hemos comentado en varias ocasiones, los famosos son mortales, y como tales, son susceptibles de enamorarse, casarse, tener hijos, divorciarse ... y discutir por la custodia de sus hijos.

En este caso nos encontramos con la famosísima pareja formada por Cayetana Martínez de Irujo (hija menor de la Duquesa de Alba) y el padre de su hija, Francisco Rivera. Según nos cuenta la noticia, el padre de la menor ha solicitado la custodia de la niña, hecho que parece haber molestado tanto a su madre, como a su abuela.

El caso, más allá de ser uno más, es interesante para apuntar algo que algunos padres desconocen: los regimenes de guarda y custodia pueden ser modificados.

Cuando un matrimonio con hijos decide separarse, puede que lleguen a un acuerdo o puede que lleguen a un litigio. En cualquiera de los dos casos, y siempre en el mejor interés del menor, se puede acordar una custodia compartida o bien una custodia única para uno de los progenitores, con un régimen de visitas (más o menos amplio) para el otro progenitor. En este último caso, el progenitor que se ciñe al régimen de visitas, puede caer en el error de no poner normas o límites, y de tratar de contentar a su hij@ mediante complacerle con todo lo que pida, muchas veces asociado a un tema económico. Aunque esta estrategia pueda parecer efectiva, a corto plazo, no es la mejor para que el menor mantenga y fortalezca el vínculo con este progenitor. Debemos recordar que las relaciones se forjan a través de la calidad de las interacciones, más que a través de la cantidad.

Dejamos aquí un interesante artículo aparecido en el diario digital ABC con pautas para evitar ser un "padre de fin de

¿Crees que sólo hay una forma de aplicar la custodia compartida? ¿O que sólo hay un modo de aplicar un régimen de visitas al progenitor no custodio? Pues no es exactamente así.

Existen distintas formas de determinar el régimen de guarda y custodia, y lejos de aplicarse de forma automática, debería evaluarse cuál es la que se adecua mejor en cada caso, en función de las posibilidades económicas de los progenitores, de la disponibilidad de ambos, de sus competencias parentales ... y, sobre todo, en función de lo que vaya a beneficiar al menor o menores, quienes son los que deben ser protegidos por encima de todo.

Así pues, es fundamental que, además de que el Juez cuente con una estimación real de las posibilidades económicas de los padres (ingresos, propiedades, etc.) -información que le proporcionarán los abogados- cuente también con un informe pericial psicológico, llevado a cabo por un psicólogo forense, donde se aconseje cuál es el régimen de guarda y custodia que favorece más a

Si para el Juez pesa más la opinión de una niña de 4 años, en una exploración en contexto judicial, con sus miedos, sus dudas, sus reticencias, las posibles influencias maternas y paternas, lo que cree que se espera que diga, etc. antes que la opinión de una profesional como es la psicóloga del juzgado, creo que el magistrado debería revisar cómo usa las herramientas que tiene a su alcance, a la hora de denegar una custodia compartida y por qué prioriza una sobre las otras.

Los jueces son personas, y por tanto, pueden dejarse influenciar por sus sentimientos, pueden sufrir lo que los psicólogos llamamos (y combatimos a diario) transferencia, donde las situaciones y circunstancias ajenas nos recuerdan a alguna situación propia, y pasamos de la empatía (comprender a los demás) al contagio, apartando la razón, y dejando paso a la emoción.