Los artículos de nuestro blog

Hoy os dejo un enlace a un video que nos recuerda la importancia de escuchar a nuestros hijos antes de hablar. En este caso, en tono de humor, se trata de una conversación banal, aparentemente, sobre sexo, pero cuando nos encontramos en un proceso de divorcio, en el que hay menores implicados, donde se disputa la guarda y custodia, es muy importante que hagamos partícipes a los niños, en la medida en que deben conocer según qué aspectos, y adecuando, evidentemente, el lenguaje a su edad.

Con esto no me refiero a contarles si su padre o su madre están solicitando la guarda y custodia en contra de nuestra voluntad, y mucho menos culpabilizar o hablar mal de uno de los progenitores, contando al menor los pormenores del proceso judicial donde se establecerá la guarda y custodia, sino contarle, repito, con palabras y símiles que pueda comprender, que las cosas están cambiando, y que a partir de cierto momento ya no tendrá una casa, sino dos.

Si cualquier agresión a un niño despierta rechazo en la sociedad, las que se cometen por sus progenitores generan sentimientos de incomprensión, pero lamentablemente son más frecuentes de lo que podría parecer aplicando el “sentido común”. ¿Cómo una madre que ha llevado en su vientre un hijo puede agredirle, llegando a causarle la muerte? La función del psicólogo forense, en estos casos, es precisamente ésta: examinar todas las circunstancias y dar una explicación a los sucesos. ¿Por qué?

Recientemente conocíamos el caso de una madre, Yasmina, de 18 años, que suministró cocaína en repetidas ocasiones a su hijo durante los tres meses anteriores a su muerte, y lo golpeó fuertemente. Además desatendía sus necesidades de higiene y cuidados.

El domingo se hallaba en Zaragoza el cuerpo de una mujer de 90 años, con signos de violencia, presuntamente asfixiada por su nieto tras una discusión. La mujer iba en silla de ruedas. Uno de los dos nietos que convivían con ella, afecto de una enfermedad mental, fue detenido. El otro fue el que avisó a la policía.

No hace mucho una mujer fue detenida en Madrid por matar a su padre, de 91 años, disparándole en la cabeza. Parece ser que el padre sufría demencia.

Vemos como en ambos casos las víctimas son personas dependientes, y podemos deducir que los acusados eran los cuidadores principales. Hay múltiples factores que influyen en el abuso contra ancianos.

En el VI Congreso de la sociedad española de Psicología Jurídica y Forense, celebrado a finales de Abril en Palma de Mallorca, se expuso un estudio sobre el maltrato a personas mayores en la familia, en España. Una de las conclusiones era que la edad es un factor de riesgo, cuanto mayor edad, más probabilidad de maltrato.

Es común entre los usuarios de internet y teléfonos móviles inteligentes (smartphones) el envío de fotografías con contenido diverso. Hay chicos que, como juego erótico, piden a sus parejas que les manden fotografías con contenido sexual, o vídeos, a través de su teléfono móvil. Ellos se estimulan sexualmente mediante la vista. Hay chicas (sobre todo) que pueden mandar por correo electrónico fotos a algún amigo/a, con diferentes fines, en las que aparecen posando en una actitud con un cierto contenido erótico. Este tipo de conductas han sido denominadas “sexting”.

Pues bien, estas prácticas que podrían quedarse en un juego inocente, son utilizadas, contra la voluntad de las víctimas, por personas que obligan, mediante chantaje, a que se les envíen fotografías, vídeos, o cualquier tipo de material de contenido sexual. Este delito es el llamado “sextorsión”.

La mayor parte de las víctimas de sextorsión son niñas y los autores son chicos mayores de 14 años o adultos que habitualmente

Agresión con resultado de muerte

Esta mañana era noticia de todos los periódicos el fallecimiento de un anciano de 81 años, afecto de Alzheimer, a manos, supuestamente de su esposa de 80 años. El suceso ocurrió ayer en el distrito de Poble Sec, en Barcelona. Parece ser que la anciana intentó estrangular a su esposo, quien posteriormente cayó al suelo, y falleció. La pareja llevaba más de 50 años casada y tenían hijos (una hija vivía en el piso colindante). Los vecinos comentan que el anciano, apodado “el francés” por el tiempo que residió en Francia, “estaba loco, insultaba a todo el mundo, tenía muy mal genio y bebía alcohol”, pero que ya no solía salir del domicilio porque “estaba muy mal, muy ido”. Apuntan que cuando estaba bien era un hombre muy controlador, que siempre se le veía a él por el barrio. A ella la definen como una mujer “corpulenta y agresiva”. Explican que sí les oían discutir a menudo, pero que no evidenciaron nunca violencia física por ninguna de las dos partes.