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Lamentablemente la prensa se hace eco, con cierta frecuencia, de agresiones de hijos hacia sus padres.  Lo sorprendente es que estas agresiones parecen ser cada vez más frecuentes, más violentas, y cometidas por hijos cada vez más jóvenes.

Hace un par de semanas la policía detenía a un hombre de 37 años por agredir y amenazar de muerte a su madre en Granada, por no querer darle dinero para comprar droga. Según la madre, su hijo le dijo “voy a coger un cuchillo y te voy a matar, aunque tenga que tirarme 40 años en la cárcel”, tras haber estado rompiendo muebles y objetos de la vivienda, en un estado nervioso considerable. Acto seguido, comenzó a zarandearla y golpearla contra los muebles del salón de la vivienda, pudiendo la madre zafarse de su hijo y refugiarse en la cocina. El episodio finalizó cuando aparecieron la hermana y la sobrina del detenido, y lograron expulsarlo del domicilio.

Hace ya más de cuatro años del suceso, el 9 de diciembre de 2006, pero el juicio empieza mañana. El yerno y jefe de seguridad de los conocidos joyeros Tous, Lluís Corominas, recibe una llamada del vigilante de seguridad de la casa alertando de que había dos intrusos en el jardín. Tres días antes ya habían sufrido un intento de atraco y en esas épocas en Catalunya se habían producido varios atracos violentos en distintas urbanizaciones.

Corominas se desplaza desde su domicilio hasta la casa familiar y dispara dos tiros desde su vehículo a los dos presuntos ladrones, que se encontraban dentro de su coche estacionados delante del domicilio. El arma usada fue una pistola semiautomática con un cartucho de 9mm Parabellum (munición prohibida en España). Uno de ellos murió. Al otro le encañonó y esperó a que llegaran los Mossos d’Esquadra.

El abogado defensor pide la absolución alegando que actuó en “defensa propia” y que actuó movido por el miedo a sufrir un atraco, como un “acto de

Ha sido objeto de comentario en todos los medios de comunicación. Un hombre de 25 años, perteneciente a la llamada “generación ni-ni” (jóvenes mayores de edad que viven con sus padres y ni estudian ni trabajan) demandó a sus padres porque no le daban “la paga” de 400€ que les pedía, y sólo le mantenían y le pagaban el coche que le habían comprado.

Poco imaginaba el joven que le iba a salir “el tiro por la culata”. El juez ha considerado que tiene capacidad de trabajar (incluso conocimientos en el sector bursátil, al que se había dedicado ocasionalmente), por lo que no sólo desestima su petición, sino que le ha dado un plazo de un mes para que recoja sus cosas y abandone el domicilio familiar. No obstante, para no provocarle «una situación repentina de inasistencia», los padres se ofrecieron a abonarle una pensión temporal de 200 euros mensuales durante dos años porque "quieren a su hijo y entienden que la expulsión del hogar podría dejarle en una situación de desasistencia súbita".

En varias ocasiones hemos comentado que la gran mayoría de abusos sexuales a menores se producen a manos de personas relacionadas con el ámbito familiar o escolar, puesto que estas personas tienen más fácil acceso a los menores, se ganan su confianza, y les es más sencillo poder cometer los abusos.

Hay varios estudios en el campo de la psicología forense que categorizan a los abusadores según su sexo, edad, y vinculación a la familia, entre otras características. Para dar ejemplos concretos de este último parámetro, hablamos hoy de varias noticias que saltaron a la prensa la pasada semana acerca de abusos sexuales a menores. Encontramos un director y profesor de colegio de Ibiza, un entrenador de futbol de Palma de Mallorca, y un padre/abuelo de Tenerife. Todos ellos con vínculos estrechos a los menores, circunstancia que facilitó la perpetración de los abusos sexuales a los menores, puesto que éstos se hallaban confiados en la presencia de estos adultos.

Los abusos sexuales a los

Esta mañana conocíamos la condena de un jienense de 40 años por un delito contra las relaciones familiares, por inducir a un menor de 14 años a abandonar su domicilio en Granada a través de un chat. Ambos residieron en diferentes puntos de Mallorca, pero el niño no fue objeto de vejaciones o de acto delicitvo alguno, ni su vida, su salud, integridad física o libertad sexual corrieron peligro. Parece ser que cuando el adulto se enteró de que los padres habían puesto una denuncia, lo devolvió a la familia.

Se desconocen los motivos por los que el menor quiso abandonar su domicilio, así como las motivaciones que llevaron al adulto a incitarle, a través de internet, después de varios contactos. En este caso, el niño no sufrió, al parecer, ningún daño, y el asunto quedará en una anécdota desagradable para la familia del menor, y con una multa al adulto incitador, pero no suele ser lo habitual.

Ayer alertábamos de los peligros de la red para los preadolescentes y adolescentes, dependiendo del